Selección de hojas plateadas de un clásico
ornamental, natural de la salvaje Tasmania. Árbol
mediano a grande, de 15 hasta 30 m en suelos óptimos. Resiste heladas de hasta -18 ºC (ocasionalmente hasta -20 ºC), suelos
encharcados y poco fértiles; pero no sequía
duradera.
Corteza grisácea, con tonos variables
hacia verde y ocre. Copa cerrada de joven, con
ramificación hasta casi nivel del suelo si se planta
a pleno sol. Hojas redondas a acorazonadas,
muy glaucas. Flores pequeñas y blancas, muy
abundantes. Frutos decorativos.
Muy apropiado
para jardines medianos, o pequeños si se poda
con regularidad a partir del tercer año. Plantar a
una distancia mínima de 3 a 5 metros de
edificaciones, vallas o drenajes, sobre todo si no
se va a podar ni tallar. Soporta sombra parcial.
Sus ramillos son muy decorativos y se emplean en arreglos florales. Rebrota bien de
cepa, por lo que admite la talla formativa. Del sangrado de su corteza los aborígenes
australianos obtenían una melaza azucarada, que fermentada resultaba en “sidra de
eucalipto”. Es muy palatable para roedores y rumiantes, por lo que puede requerir protección.
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